Opinión

La última milla: el nuevo termómetro de la competitividad

Opina Julio César Romero, director comercial de ELAM-FAW Trucks México sobre los desafíos y oportunidades del reparto urbano en fin de año.

A medida que nos acercamos al cierre de año, vuelvo a constatar algo que quienes dirigimos operaciones logísticas ya sabemos: la última milla no espera a nadie. Las ciudades se aceleran, las ventas digitales se disparan y la demanda de reparto urbano se vuelve un examen de resistencia para cualquier empresa que aspire a entregar a tiempo sin perder eficiencia.

Según la AMVO, el comercio electrónico crecerá alrededor de 18% en esta temporada. Lo vemos todos los días: detrás de cada clic hay un vehículo que debe moverse con precisión quirúrgica.

Desde mi posición, lo que más observo en estas semanas es la presión creciente por unidades ligeras y medianas listas para operar jornadas largas, recorridos cortos y medianos, sin parar. Retail, paquetería, alimentos: todos se preparan para el pico más intenso del año.

La conversación que antes giraba en torno al motor o la capacidad de carga ahora va mucho más lejos. Hoy los clientes quieren rendimiento, conectividad, garantías sólidas y claridad sobre cuánto les costará realmente operar una unidad a lo largo de su vida útil. La seguridad y el confort del operador pasaron de ser un valor agregado a un requisito irrenunciable.

Lo que el eCommerce transformó

El comercio electrónico no solo transformó cómo compramos; transformó el mapa completo de la logística. La entrega de última milla —un mercado que alcanzará los 197 mil millones de dólares en 2025 y superará los 352 mil millones en 2035— exige algo más que rapidez. Exige inteligencia. Exige sostenibilidad. Exige decisiones respaldadas por datos.

Cada vez más flotas integran telemetría, mantenimiento predictivo y monitoreo en tiempo real. Y no es tecnología por moda. Es tecnología para resolver. Con información correcta, un operador puede anticipar una falla, evitar un embotellamiento o ajustar una ruta sin detener la operación. Ese minuto ganado —esa decisión tomada a tiempo— puede significar ahorro, satisfacción del cliente y continuidad operativa.

Eléctricos y a gas natural vehicular

A esto se suma la presión —y oportunidad— de reducir emisiones. La llegada de vehículos eléctricos y unidades impulsadas por gas natural vehicular está redefiniendo criterios de compra en México. No se trata solo del impacto ambiental. Las empresas están descubriendo beneficios financieros, operativos y fiscales que vuelven a estas tecnologías una apuesta estratégica.

El mercado global de camiones eléctricos crecerá a una tasa anual de 36.4% hasta 2030, y las compañías que ya están dando el paso se benefician de operar en horarios extendidos, circular en zonas restringidas y sortear contingencias ambientales.

El reto, para todos, ya no es solo entregar. Es entregar mejor. Con rapidez, confiabilidad y sostenibilidad. Planear rutas inteligentes, anticipar picos de demanda y modernizar la flota dejó de ser una opción; hoy es un requisito para competir. Un camión confiable evita paros, mantiene satisfechos a los clientes y sostiene la continuidad de cualquier negocio.

Lo digo con absoluta claridad: modernizar las flotas no es un gasto, es una inversión en competitividad. La logística urbana se convirtió en el nuevo termómetro de la eficiencia empresarial en México. Quien entienda esta realidad no solo llegará a tiempo en diciembre: llegará más lejos en los próximos años.

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