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El nearshoring aún muy lejos de la innovación

Samuel Ortiz Velásquez, académico de la Facultad de Economía de la UNAM, explicó las tres razones de porqué la relocalización está muy alejado de la realidad que pueda impulsar la expansión del PIB a una tasa del 4 % o 5 %.

De acuerdo con la Gaceta de la UNAM, Clemente Ruiz Durán, académico de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, destacó que para que el nearshoring tenga efectos reales en México se requiere de una política industrial más agresiva que permita incorporar innovaciones tecnológicas a los productos que se exportan. Para enfrentar este desafío, es necesario la labor conjunta entre universidades y empresas que se encarguen del diseño y exportación de artículos con mejor contenido científico, señaló.

En 2022, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, echó a andar el nearshoring con el objetivo de llevar inversiones a los países amigos y socios comerciales de esta nación. Actualmente, muchas de éstas ya se están moviendo para concentrarse en regiones como México, y la idea es que la relocalización se extienda a América Central, explicó el académico.

México “ha sacado provecho del TLCAN y el T-MEC y está exportando una cantidad impresionante de productos a Estados Unidos. Ahora bien, para que el nearshoring tenga efectos reales en el país es necesaria una política industrial más agresiva porque no queremos ser sólo una nación maquiladora, sino también una que pueda incorporar innovaciones tecnológicas a los productos que exporta. Y aquí es donde creo que el país no está poniendo en práctica la política adecuada. Sigue recibiendo inversiones simplemente para maquila. Ninguna instancia gubernamental ha pugnado porque exporte productos con un mayor contenido tecnológico”, afirmó Clemente Ruiz.

El docente consideró que las universidades deben adaptarse a las circunstancias actuales para estar en condiciones de diseñar productos novedosos y los empresarios necesitan invertir más en la producción de éstos. Esta tarea no se realiza de la noche a la mañana, sino poco a poco, “lo cierto es que no queremos que lleguen a México únicamente plantas ensambladoras”, puntualizó.

Agregó que para aprovechar las oportunidades de la relocalización, la inversión extranjera tiene que aumentar, de ahí la urgencia de comprometer a Estados Unidos para que invierta más en territorio mexicano, pero en lo que el país necesita.

“México debe dejar de ser un lugar de mano de obra barata donde se producen muchos de los bienes que allá se consumen. El nearshoring representa una oportunidad para reestructurar la industria nacional e incorporar un mayor valor agregado a nuestros productos, así como para tener una mano de obra más especializada, más tecnificada… el reto es darles un nuevo perfil a las exportaciones mexicanas. Si no ocurre esto, seguiremos siendo, bajo la estrategia del nearshoring, un país maquilador”, expuso.

A unos días de que se celebren las elecciones y a cuatro meses del cambio de gobierno, Ruiz Durán confió en que quien llegue al poder tenga en mente, como uno de sus objetivos primordiales, transformar a México en un país innovador, con una nueva cara hacia el mundo.

Por otra parte, Samuel Ortiz Velásquez, académico de la Facultad de Economía de la UNAM, señaló que el T-MEC emerge como el principal instrumento jurídico que facilita la relocalización, en un contexto en donde se pone de telón de fondo el aumento de las medidas proteccionistas y el retorno de la política industrial en Estados Unidos por la creciente presencia asiática (particularmente china) en la región de América del Norte y el resto del mundo, pero también la dramática concentración geográfica del suministro global de mercancías críticas (por ejemplo, semiconductores) que se manifestó durante la crisis sanitaria de 2020.

Samuel Ortiz contextualizó que desde 2018 se aprecia un crecimiento de la presencia comercial de México en Estados Unidos, y del comercio y la inversión de China en nuestro país. Ejemplificó que en 2019 y 2023, la nación mexicana fue el primer socio comercial de Estados Unidos y en 2018, el segundo generador de déficit comercial. Mientras que la Inversión Extranjera Directa (IED) de China en territorio mexicano, dirigida a la industria manufacturera, se multiplicó más de cuatro veces entre 2006 y 2017 y entre 2018 y 2023.

El académico señaló que la contribución de la IED a la ampliación del acervo de capital en México ha sido muy limitada hasta la fecha. Agregó que, “el aumento histórico de la inversión fija bruta global a 25 % como parte del producto interno bruto (PIB) en 2023 se explicó en casi su totalidad por la inversión privada nacional. Incluso la IED retrocedió. Es decir, por lo que se refiere a esta última, aún no se aprecian los efectos del nearshoring, solamente ha habido anuncios de inversión”.

Ortiz Velásquez opinó que la mayor integración comercial con Estados Unidos no ha contribuido al crecimiento económico del país, pues, como ocurrió con el TLCAN, las crecientes exportaciones de México a la nación del norte están asociadas a una preocupante baja captura de valor.

“Lo anterior significa que, al expresarse en un debilitamiento de encadenamientos internos, la desindustrialización prematura que acompañó al modelo de apertura económica y comercial obstaculiza la transferencia de conocimiento y tecnología mediante la IED. Por otro lado, al depender en un alto grado de procesos de maquila y de diferentes programas de apoyo a la importación temporal, las exportaciones de manufacturas ‘modernas’ tienen un débil impacto sobre la demanda interna, la inversión fija y el PIB”, afirmó.

El académico explicó las tres razones de porqué la relocalización está muy alejado de la realidad que pueda impulsar la expansión del PIB a una tasa del 4 % o 5 %:

  1. Más allá de los anuncios de la IED asociados al nearshoring (por ejemplo, entre enero y marzo de 2024, la Secretaría de Economía identificó 73 por un monto de 31,412 millones de dólares y la generación de 39,192 nuevos empleos para los siguientes años), la IED, como parte del PIB, presentó en 2023 su peor nivel de los últimos 11 años, con una participación del 2 %. “Es decir, dichos anuncios no se han materializado en inversiones, en activos fijos. Por eso, la última actualización de proyecciones de crecimiento del Banco Mundial revisó a la baja su pronóstico de crecimiento para México en 2024 del 2.6 % a 2.4 %”.
  2. Porque los años pico de captura de la IED en México (como 2001 y 2013) se han asociado típicamente a millonarios movimientos de fusiones y adquisiciones transfronterizas que no aumentan el nivel del acervo de capital y, por lo tanto, no contribuyen a la expansión de la economía.
  3. México es predominantemente un receptor de IED dirigida a la industria manufacturera. “Y como en esta industria predominan los procesos de ensamble de partes y componentes producidos y diseñados en otros países altamente dependientes de importaciones y con débiles vínculos nacionales, la capacidad que tiene este tipo de inversión de incidir de manera positiva en la expansión del PIB es muy limitada”, concluyó.

 

 

Cadenas de suministro resilientes, palanca del nearshoring

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