
Transporte de carga: rumbo a la descarbonización
Opina Ernesto del Blanco, Director General de ELAM-FAW TRUCKS México, sobre la transformación del sector frente al cambio climático.
El cambio climático no espera y exige que los distintos sectores económicos actúen con responsabilidad. El transporte de carga, columna vertebral del comercio y la logística en México, enfrenta un desafío mayúsculo: liderar la transición hacia modelos sostenibles que reduzcan su impacto ambiental y, al mismo tiempo, optimicen su operación.
Según el Informe de Actualización del Inventario Nacional de Emisiones de México (INECC, 2023), las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del autotransporte alcanzaron 137.2 millones de toneladas de CO2 equivalente en 2019. Si no se toman medidas disruptivas, se estima que estas emisiones podrían llegar a 269.8 MtCO2eq en 2050, un incremento cercano al 100%. En términos globales, el transporte es responsable de aproximadamente el 24% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía, un dato que pone en evidencia la urgencia de actuar.
El autotransporte de carga representa hoy más del 74% del movimiento terrestre de mercancías en México, y se proyecta que la demanda mundial de transporte por carretera se duplique para 2050. Frente a este escenario, los vehículos eléctricos, el uso de combustibles alternativos y la optimización logística se presentan no solo como opciones, sino como estrategias imperativas.
La adopción de camiones eléctricos podría reducir hasta un 50% las emisiones del transporte por carretera, mostrando el enorme potencial que tienen las acciones concretas.
La implementación de la norma NOM‑044-SEMARNAT desde inicios de 2025, que obliga al transporte pesado a acercarse a los estándares Euro VI | EPA 10, marca un avance, pero no es suficiente. La electrificación de flotas, el uso de gas natural o biocombustibles, la digitalización y análisis predictivo de rutas, así como la colaboración entre fabricantes, transportistas y autoridades, son medidas que, de adoptarse de manera conjunta, podrían transformar el sector.
El transporte de carga no puede limitarse a ser un actor más en la lucha contra el cambio climático; tiene la capacidad de liderarla. Pero para ello, fabricantes, empresas y gobierno deben trabajar en sinergia, desarrollando soluciones innovadoras y políticas que incentiven la reducción de emisiones, desde subsidios hasta estándares más estrictos.
La pregunta es clara: ¿está preparado el transporte de carga para asumir un papel protagonista en la descarbonización del país? Las cifras y las proyecciones no dejan lugar a la duda. La transformación es urgente y necesaria. No se trata solo de proteger el medio ambiente, sino de construir un sector más eficiente, competitivo y sostenible para las próximas décadas.
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