Una cadena de suministro eficiente y confiable es clave para el éxito de las organizaciones, sin importar la ubicación en la que operen. No obstante, el efecto de la pandemia de COVID-19, entre otros acontecimientos, puso en evidencia las vulnerabilidades a las que éstas son susceptibles en todos los sectores y puntos geográficos.
Una de las principales áreas de oportunidad detectadas durante este periodo fue la dependencia de componentes y materias primas esenciales para producir en empresas de otras regiones y abastecidas por proveedores lejanos. Asimismo, los costos logísticos y tiempos de entrega son razones para considerar la relocalización de puntos de fabricación, y así abastecer a mercados globales como el de América del Norte.
Este es el efecto del nearshoring, el cual consiste en transferir una operación comercial a un país cercano al de la sede de la organización, trayendo como principales beneficios la reducción de tiempos y costos logísticos, la posibilidad de mejorar el control de calidad de los productos y una comunicación más sencilla gracias a contar con zonas horarias similares y afinidad cultural. En resumen, esta estrategia busca mantener las cadenas de suministro geográficamente cerca y, por ende, mejor controladas.
En este sentido, México es hoy uno de los lugares predilectos para promover la relocalización, principalmente por su privilegiada ubicación geográfica, cercana a Estados Unidos y Canadá, pero también por su mano de obra calificada y costos competitivos, infraestructura logística, transporte y la madurez de sus cadenas de suministro locales.
Por otro lado, los impuestos y las tasas de derechos en nuestro país son más bajos gracias a acuerdos como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual garantiza reglas claras y una integración más profunda entre socios, en comparación con países como China.
Como resultado de estos factores, México es considerado uno de los líderes del sector automotriz, ocupando el quinto lugar como exportador mundial de vehículos ligeros; el séptimo como fabricante (primero en América Latina); y el cuarto como exportador de autopartes (el primero a Estados Unidos), según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).[1] De igual forma, contamos con una participación importante en la industria aeroespacial y de fabricación de dispositivos médicos.
Adicionalmente, la fuerza laboral manufacturera en nuestro país está altamente capacitada, es joven y competitiva, lo que trae consigo costos laborales atractivos, manejando, por ejemplo, tarifas de manufactura 25 % más bajas que en Estados Unidos y aproximadamente 6 % menores que en China.[2]
Sin embargo, es importante considerar que el nearshoring también implica enormes retos y riesgos que deben ser tomados en cuenta y cubiertos apropiadamente, específicamente en materia de cumplimiento regulatorio e impuestos, así como la necesidad de invertir en mejoras de infraestructura, energía, cuidados ambientales, educación y tecnología.
En conclusión, dadas las complejidades actuales de la economía global, los argumentos a favor de la relocalización son cada vez más convincentes. No se trata solo de costos y eficiencia, sino de crear empresas sostenibles, así como cadenas de suministro resilientes y aptas para prosperar en medio de la incertidumbre. Si las organizaciones se preparan para adoptar eficazmente esta estrategia de externalización, pueden mejorar su capacidad para afrontar cualquier obstáculo, robustecer su supply chain y posicionarse para el éxito a largo plazo.
[1] Importancia de la industria automotriz, AMIA, 2022.
[2] Nearshoring en México. Estrategias de eficiencia y rentabilidad, KPMG México, 2024.
Colaboración para LogistiXnews por
Víctor Galván, gerente Sr. de Asesoría en Cadena de Suministro y Operaciones de KPMG México.