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Electromovilidad, el desafío para una política nacional

Un estudio de la AMIA, realizado por Frost & Sullivan, señala que un plan de electromovilidad en México debe abordar: manufactura de vehículos híbridos y eléctricos; infraestructura de carga; y el desarrollo de un mercado.

En México, el sector transporte es responsable de alrededor del 25 %, o la cuarta parte del total de emisiones de carbono en México. En este contexto, la transición a la electromovilidad se convierte en una alternativa viable y eficiente para reducir las emisiones de CO2 del sector, con el objetivo de mejorar la calidad del aire, y cumplir con los compromisos firmados por México a nivel internacional.

Lo anterior forma parte del estudio Recomendaciones para una Política Nacional de Electromovilidad 2023, de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), realizado por Frost & Sullivan, firma de consultoría empresarial. En este documento se presentan los retos y oportunidades de la nueva era del sector automotriz en México.

Para 2030, Frost & Sullivan prevé que las ventas de vehículos eléctricos alcancen 316 mil 856 unidades, lo que representaría una penetración de 19.1 % del total de ventas de vehículos en México.

En materia regulatoria, el informe destaca que el marco legal existente “es apenas, un conjunto de iniciativas, leyes y normas adaptables, que, de manera aislada, y con objetivos y alcances limitados, apoyan eventualmente la transición”. Por lo que, la estructura y el contenido del marco regulatorio actual no han logrado plasmar con claridad las condiciones y reglas del juego, están dispersos, y aún existen muchos huecos en cuanto a normatividad y reglas secundarias para cada sector en específico.

Clientes actuales y potenciales de vehículos eléctricos

El informe señala que el uso de vehículos híbridos y eléctricos no logra permear de manera importante en el interés colectivo, debido principalmente a la falta de información que prevalece en el consumidor acerca de las nuevas tecnologías y sus beneficios económico-ambientales. Además, el tema de incentivos y financiamiento aún es limitado para la adquisición de unidades eléctricas.

Frost & Sullivan revela que uno de los principales inhibidores del mercado de vehículos eléctricos es el efecto conocido como range anxiety o ansiedad por el rango. Cabe destacar, que los consumidores potenciales de vehículos híbridos y eléctricos aún no experimentan estas tecnologías directamente, pero sí cuentan con un nivel de conocimiento importante acerca del comportamiento de las mismas en la realidad.

Al cuestionar a los consumidores actuales y potenciales de vehículos con tecnologías híbridas y eléctricas acerca de su preferencia de compra, si este tipo de unidades tuviera el mismo precio que aquellos con motor de combustión interna, la respuesta se inclina hacia las tecnologías híbridas y eléctricas. Únicamente el 6.9 % de la muestra continuaría prefiriendo el vehículo con motor de combustión interna.

A medida que la penetración de este tipo de vehículos se incremente en el parque vehicular, se impulsarán también los modelos de negocio de la infraestructura de carga, de tal manera que sea atractivo a las empresas y asociaciones público–privadas invertir en este sector, se indica en el reporte.

Manufactura de unidades eléctricas

En cuanto a la manufactura de vehículos híbridos y eléctricos, el análisis subraya que el marco regulatorio ideal debiera contener un esquema de promoción e incentivos, así como la normativa que permita a las empresas invertir en nuevas plantas de producción o en la reconversión de las instalaciones actuales. De igual manera, que los fabricantes cuenten con condiciones de infraestructura que impulsen el desarrollo de la industria, para satisfacer el mercado local.

No obstante, y pese a que México tiene ventajas competitivas y cuenta con un alto potencial para el desarrollo de la manufactura de vehículos híbridos y eléctricos, la investigación señala que los cambios requeridos para la rápida transformación que la industria automotriz está llevando a cabo a nivel local, requiere del impulso y de una estrategia conjunta entre gobierno (federal, estatal y local), la academia y el sector automotriz para seguir atrayendo inversiones y transformar la planta manufacturera.

A nivel global, la mayor parte de las armadoras tienen compromisos para dejar de producir vehículos con motor de combustión interna entre 2030 y 2050, con una transformación total a tecnología de energías.

Por ello, en el informe se advierte que si México pretende mantener este liderazgo en la industria automotriz global, debe contar con una estrategia que considere la demanda que esta industria requerirá de energía proveniente de fuentes renovables, ya que su principal interés a nivel global es ser neutrales en carbono en todo su ciclo de producción.

Otro reto en la transición hacia la movilidad son las estaciones de carga. En México existen alrededor de mil 336 estaciones de carga pública o semipública, con un total de 3 mil 206 conectores, esto significa un promedio de 2.4 conectores por estación. “Si bien México, es el país con mayor número de puntos de carga en América Latina, existe una necesidad importante de incrementar el número de estaciones de carga, para lograr una mayor adopción de vehículos eléctricos”.

Elementos para un Plan Nacional de Electromovilidad en México

En noviembre de 2022, el gobierno mexicano firmó un compromiso en la Cumbre Climática realizada en Egipto (COP27), en el cual se comprometió a reducir las emisiones hasta en un 35 % para 2030, y a convertirse en un país neutral en carbono para 2050. Esto significa, dejar de emitir aproximadamente 297 millones de toneladas de carbono en 2030, apunta la investigación.

La investigación destaca que contar con un plan o estrategia nacional de adopción de electromovilidad es un eje fundamental para alcanzar el compromiso anterior. Sobre esa base, se plantea que si bien existen esfuerzos por parte de distintas entidades del gobierno mexicano para fomentar la adopción de vehículos híbridos y eléctricos, es importante que haya una estrategia coordinada con los distintos jugadores del ecosistema, para que estos esfuerzos se sumen y vayan en la misma dirección.

También se plantea la necesidad de que haya una entidad que coordine, supervise y dé cuenta de los avances y resultados de esta estrategia de manera periódica, para asegurar que realmente se contribuye a la reducción de emisiones provenientes del sector transporte en México.

Finalmente, Frost & Sullivan concluye que las tres grandes áreas que el plan de electromovilidad debe abordar son: manufactura de vehículos híbridos y eléctricos; infraestructura de carga para vehículos eléctricos; y mercado de vehículos híbridos y eléctricos.

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